Se realiza a partir de la semana 37, cada semana. La monitorización materno fetal es un control de alta sensibilidad de la buena condición del feto.
Consiste en la colocación a la madre de de unos sensores, en el vientre, captando uno de ellos la frecuencia cardiaca del feto, y el otro la contractilidad uterina, “las contracciones”.
Nos aporta una información muy importante del bienestar fetal antes del parto, en las semanas previas, que nos pueden modificar o condicionar la actitud a tomar de cara al mismo.
Al ser un registro de al menos 20 minutos, podemos observar el comportamiento del feto, su frecuencia cardiaca, la variabilidad de la misma, y su comportamiento ante contracciones si las hubiera.
Cuando la paciente se encuentra “de parto”, realizamos también una monitorización materno fetal. De esta forma se ejerce un control del bienestar fetal.